Pautas generales para el manejo cotidiano del tdah en los centros de acogimiento residencial
Algunas tareas o actividades para favorecer la concentración podrían ser
fichas para colorear, dibujos donde buscar y señalar semejanzas y
diferencias, fichas con secuencias, actividades que requieran
clasificar y agrupar objetos...
Por ejemplo una de esas actividades puede ser colorear un objeto:
1.- Ayudar al niño a identificar lo que hay que hacer y que lo repita: “Tengo que colorear el dibujo de el gato sin huequitos en blanco”.
2.- Qué necesito: Un lápiz y elegir un color.
3.- Cómo lo hago: Cojo correctamente el lápiz y comienzo a colorear despacio los bordes. Me centro en mi trabajo y no en el de mi amigo.
4.- Relleno el resto del dibujo “sin huequitos”.
5.- Compruebo cómo va quedando y corrijo los fallos.
6.- Muestro cómo lo voy haciendo y me felicitan por ello.
7.- Cuando lo termino me siento contento y me digo “lo he conseguido”.
Fundamentar sus relaciones en el respeto a los demás: En actividades
de grupo y juegos participativos
se les puede brindar la posibilidad de aprender a respetar los turnos
enseñándoles que hay que levantar la mano para hablar, por ejemplo,
e ignorándoles cuando no lo respeten. En ocasiones un tiempo fuera
o de reflexión les puede ayudar siempre que luego se analice con
ellos el por qué se actuó mal y cómo sería la forma adecuada.
Se trata de conseguir un equilibrio de tolerancia y paciencia en un
clima de autoridad positiva. Es importante establecer normas de
conducta “similares” para todos los niños y respetarlas, aunque
a la hora de corregir a los niños con TDAH haya que ser más claro y
repetir las normas despacio, pidiéndoles que las repitan para
favorecer su interiorización. Animarles y reforzarles cuando
escuchen a otros niños intervenir. Y reforzarles cuando participen
cuando “les toca”. Es importante no estar constantemente
corrigiendo y priorizar las cosas verdaderamente importantes, para
evitar que se vuelvan “sordos” ante las constantes exigencias.
Como suelen cansarse con facilidad es posible que deseen comenzar juegos
diferentes por lo que también pueden ser premiados para elegir el
“siguiente Juego” y proponerles actividades que requieran de
actividad física y creatividad donde ellos puedan expresarse con
libertad y sentirse competentes. Es también de utilidad favorecer
actividades que tengan en cuenta sus preferencias y gustos, en las
que puedan hacerlo bien y sentirse competentes y reforzados. Pueden
resultar muy apropiados talleres de dibujo, de expresión corporal,
baile, música...
Entrenar en habilidades sociales: En las relaciones
con los educadores y con otros niños,
es frecuente que estos niños tengan falta de habilidades sociales
por lo que enseñarles a relacionarse de forma adecuada y a comunicar
sus sentimientos sin agresividad ni pasividad puede ser un importante
objetivo a trabajar con ellos.
Con cierta frecuencia pueden mostrarse tercos, desafiantes, negarse a
obedecer y suelen tener dificultad para hacer y mantener amistades.
Es importante expresarles cariño y confianza. Pero también marcar
límites y ser consecuentes. Es fundamental el uso del refuerzo y
elogio, sorprendiéndoles siendo buenos y actuando de forma adecuada.
Y que las consecuencias cuando no cumplen los límites sean acordadas
con antelación y se cumplan de forma inmediata y con una secuencia
lógica si no se respetan. Tienen que comprender que existen unas
normas y las consecuencias de desobedecerlas. Un ejemplo sería:
“Se juega sin empujar y quien empuje se queda sin jugar tres minutos en
una silla. “ Se dice primero la regla del juego y si se incumple,
se actúa según lo acordado, de forma inmediata y con determinación.
Es importante mantener la calma al aplicar consecuencias.
En términos generales estas son algunas de las pautas que nos pueden
resultar de utilidad a la hora de intervenir con niños con TDAH
desde los centro de menores. Lo fundamental es mantener una actitud
abierta, respetuosa, adecuada y positiva, comprender las dificultades
que pueden presentar y actuar en función de las mismas.
Es importante generar un clima de confianza, escucha y diálogo entre
los educadores y los niños. Algunas pautas con relación al
establecimiento de esta comunicación serían las siguientes:
El desarrollo del diálogo ha de ser:
- Repetuoso, con tono de voz calmado y neutral.
- Contacto visual cordial, no amenazante.
- Dejar hablar al niño. Hacer que se sienta escuchado: Escucha activa.
- Evitar discutir, no responder con actitudes hostiles o desafiantes ante sus argumentos.
- Evitar realizar juicios de valor sobre su actitud o conducta.
- Utilizar frases que fomenten la empatía, que le hagan ver que nuestro interés es comprender lo que les sucede y poder ofrecerles ayuda en su problema.
- Que el discurso nos ayude a analizar la percepción de las dificultades que tiene el niño para poder ayudarle.
- Normalizar las emociones y ayudarle a expresarlas, favorece la disminución de la tensión emocional, lo que permite ver las cosas de forma diferente.
