Pautas generales para el manejo cotidiano del tdah en los centros de acogimiento residencial
Ejemplos de la aplicación práctica de estas cuestiones podría ser el
aprendizaje de los hábitos de autonomía e higiene personal. Así, a
la hora de enseñarles el hábito de cepillarse los dientes, habría
que contextualizar el aprendizaje
en el cuarto de baño, enmarcarlo en unos tiempos y horarios precisos
acordes con las rutinas del centro, contar sólo con un vaso, un
cepillo de dientes, hilo y pasta dental. Se podría trabajar con
ellos esta rutina no sólo en los momentos adecuados para ello, sino
acompañar el aprendizaje mediante viñetas o dibujos que puedan
representar la secuencia de la acción a realizar. Habría que
secuenciar lo que hay que hacer por pasos.
1.- Explicarles qué se va a aprender y sus ventajas. Por qué es necesario.
2.- Cuándo se puede poner en práctica lo aprendido y cuándo no es apropiado.
3.- Cómo se hace por pasos. Se pueden utilizar dibujos y el propio modelado.
4.- Que el niño repita cada paso y exprese en voz alta las instrucciones o los pasos que va dando. Esto le ayudará a centrar la atención en
la propia actividad. El lenguaje puede ayudarles a regular su propia conducta.
5.- Reforzar cada paso que se hace de forma adecuada y animarle a repetir la acción en caso de hacerlo aún de forma inapropiada. Es
importante confiar en que será capaz y decírselo. El refuerzo en estos casos ha de ser inmediato. También se les puede enseñar a felicitarse ellos mismos por la actuación adecuada lo que va a repercutir de forma positiva en su sentimiento de autoestima.
Ofrecer actividades que favorezcan el entrenamiento de la capacidad de
concentración: Otras actividades
que favorecen la concentración y atención
pueden ser las rutinas de dejar la ropa en el armario o preparar la
ropa para el día siguiente, dejar las cosas en su lugar y siempre en
el mismo sitio para no perderlas y luego encontrarlas, hacer listas
de cosas que hacer al día siguiente para ayudarles a planificarse…
En cuanto a tareas que se pueden realizar en el aula,
se les pueden presentar imágenes para observar el detalle, luego
taparlas y preguntarles sobre lo que han visto. También actividades
de agrupar por formas y colores, memorizar canciones, seguir
instrucciones para hacer un pastel o una maqueta, juegos del tipo del
“Veo - Veo”...
Con relación a las tareas propuestas,
dado que tienden a aburrirse con facilidad, es conveniente que las
actividades planteadas sean entretenidas, variadas
y de corta duración, aunque se deben presentar de una en una.
También puede resultar útil pactar un tiempo de descanso
en los que se puedan levantar o interrumpir la actividad sin ser
castigados. En ocasiones puede ser útil permitirles que tengan algo
en las manos que puedan manipular mientras escuchan, por ejemplo. Hay
que corregir cuando sea necesario, explicándoles la forma adecuada
de comportamiento o actuación. Se requiere mucha paciencia y
control. Es importante explicar las normas o lo que hay que hacer
con claridad, de una en una, de forma sencilla. Puede resultar útil
tenerlas por escrito y en un lugar visible.
Es importante reforzar cada paso que se realiza y animarles a continuar
hasta finalizar toda la tarea, ya que suelen tener dificultad para
finalizar las cosas que empiezan. Tienen especial dificultad para
autopremiarse, lo que convierte al refuerzo externo en especialmente
importante. Plantearles actividades en las que puedan conseguir metas
más fácilmente también les ayuda a ir confiando cada vez más y
obtener placer con el aprendizaje de nuevas cosas.