Síntomas Principales
Los niños con TDAH
tienen impulsividad/hiperactividad e inatención de
forma exagerada para su edad. Además, esos problemas están
presentes de forma crónica, desde antes de la edad escolar (aunque a
veces no dan problemas hasta más tarde) y en todas las situaciones
de la vida (familia, colegio, etc).
Hay otros problemas muy
frecuentes en los niños hiperactivos. Les cuesta mucho planificar,
organizarse, establecer prioridades, etc. De hecho muchos médicos
piensan que estas dificultades en el pensamiento suponen el problema
verdaderamente importante y nuclear en el trastorno. También es
típica la dificultad para organizarse con el tiempo.
Hay niños con un TDAH
con muchos síntomas, muy intensos, que tienen muchos problemas de
adaptación y funcionamiento. Otros tienen síntomas más leves y con
los apoyos adecuados pueden desarrollarse sin grandes problemas. Las
escalas sirven de mucha ayuda para valorar la gravedad o intensidad
de los síntomas, así como para seguir su evolución. Algunas
escalas útiles son la CBCL, SDQ, Conners, Brown ADD-S, ADHD-RS-IV.
Además de que hay casos
más graves y otros más leves, en general el comportamiento de estos
niños suele ser peor a última hora del día que por la mañana;
peor en situaciones que requieren quietud que en actividades que
permiten el movimiento (como deportes o recreo).
Inatención
Lo que los padres y profesores suelen notar:
"El niño es
despistado, olvidadizo, no escucha, no hace ni caso, pierde todo, es
incapaz de hacer los deberes solo, tarda mucho en hacer cosas que
sabe hacer perfectamente, comete muchos errores tontos, puede sacar
en la misma asignatura un 8 o un 2 con dos días de diferencia, rinde
mucho menos de lo que puede, podría sacar mejores notas."
Normalmente los niños
hiperactivos se despistan por estímulos externos que compiten lo que
están haciendo, como el ruido del teléfono, un niño hablando en
clase, el paso de una mosca, etc. Es mucho más infrecuente que se
distraigan por sus propios pensamientos o preocupaciones.
Un problema relacionado
con la atención es la alteración en lo que se denomina "funciones
ejecutivas" o en la "memoria de trabajo". Esto se manifiesta en
la dificultad para mantener información en la cabeza todo el tiempo
necesario para tomar una decisión o realizar una actividad compleja.
También, en la dificultad para hacer tareas mentales "complejas"
como planificar, organizar, anticipar, etc.
Hiperactividad
Lo que los padres y
profesores suelen notar:
"No para quieto, te
saca de quicio siempre dando golpecitos o moviendo la pierna, no
puede hacer una sola cosa a la vez, es incapaz de mantenerse en la
mesa sentado durante toda la cena, sube y baja por los sillones sin
parar, parece que está motorizado, no para de hablar"
Los niños hiperactivos
han sido descritos como rabos de lagartija, personas en continuo
movimiento, incapaces de estar quietos un momento. La necesidad de
movimiento puede mostrarse de una manera ruidosa, con movimiento
continuo, saltando, brincando, gritando, corriendo, con continuos
pequeños accidentes, o de una forma más disimulada. Los niños
mayores, o más formales son capaces de mantenerse sentados, pero
mueven de forma continua una pierna, un dedo o dan golpecitos
repetitivos contra la mesa o el suelo que pueden resultar muy
molestos para quien esté al lado, pero el exceso de movimiento solo
llama la atención con una cuidadosa y cercana observación.
Con la edad, la
hiperactividad motora suele ir limitándose, desapareciendo la
necesidad de trasladarse, cambiar de sitio, y quedando una cierta
inquietud motora, con movimientos continuos de alguna parte del
cuerpo, o incluso solo un sentimiento interno de desazón. De hecho,
la hiperactividad motora suele ser el síntoma que más se atenúa
con la edad.
Impulsividad
Lo que los padres y
profesores suelen notar:
"Dice las cosas sin
pensar, mete la pata sistemáticamente, luego se arrepiente, tiene
rabietas o salidas de tono bruscas, se precipita al contestar, habla
sin que le pregunten en clase, interrumpe a los demás, no puede
esperar en una fila, en las tareas se precipita y contesta
atropelladamente equivocándose en tonterías sin terminar de leer
los enunciados, nos pasamos el día en urgencias porque se tropieza,
se cae, va haciendo el burro, siempre tiene una brecha o heridas"
Hacer o decir algo antes
de pensarlo es una de las características típicas del TDAH. Es
también típico que los niños sin problemas de comportamiento
asociados se arrepientan de aquellos comportamientos que dañan a
otras personas o sean irrespetuosos. La intencionalidad de dañar no
es característica propia del trastorno y es por ello que cuando un
niño con TDAH insulta a sus padres o un profesor, o pega a otro,
suele después sentirse mal por ello. Es típico el comentario de los
padres sobre su hijo hiperactivo disculpando sus comportamientos y
señalando la nobleza de su corazón y lo cariñoso y sensible que
puede ser. Esto es importante para diferenciar la impulsividad que
acompaña a los trastornos disociales de la impulsividad de los
trastornos hiperactivos. Decir cosas inapropiadas socialmente, muchas
veces absolutamente ciertas, es típico de niños hiperactivos, como
por ejemplo el niño que comenta en voz alta lo que ha engordado una
tía en una reunión familiar, siendo motivo de vergüenza para los
padres. Otras veces, esa tendencia a decir comentarios inapropiados
motiva el rechazo de los iguales a edades en que el pudor o el
secretismo son importantes, como entre los grupos de adolescentes a
la hora de enfrentarse a cortejos amorosos o en la comisión de
gamberradas. Ser tildados de "patosos", "payasos" o
"metepatas" es con frecuencia lo menos ofensivo que estos niños
pueden encontrarse en la escuela. Y todo por no medir a priori las
consecuencias de lo que hacen o dicen.
Los niños hiperactivos
son impacientes. No pueden esperar a los resultados a largo plazo de
los esfuerzos, sean esos resultados positivos o negativos, de manera
que es difícil que regulen su comportamiento por las consecuencias
demoradas en el tiempo.
Debido a su impulsividad
son personas que asumen muchos comportamientos de riesgo. En niños
pequeños, un ejemplo puede ser que son capaces de cruzar una calle
sin mirar porque un amiguito que está en la otra acera les esté
llamando, o que se pierdan en el supermercado. En la adolescencia, el
consumo de drogas, sobre todo la exposición a las mismas, la
conducción imprudente, y las conductas promiscuas y sin suficientes
medidas de protección son los típicos riesgos a que se enfrentan
estos individuos. En la edad adulta se pueden sufrir los efectos de
decisiones precipitadas, tanto en el trabajo como en la vida
personal, o de arrebatos coléricos como reacción a circunstancias
irritantes.