Problemas en la adaptación y evolución escolares
El funcionamiento de los niños hiperactivos en el entorno escolar da también claves de que el niño tiene dificultades que puede convenir consultar. El rendimiento de estos niños suele ser muy irregular, desde luego no proporcionado con su aparente capacidad. Pueden rendir muy diferente en la misma asignatura con pocos días de diferencia. Pueden cometer muchos errores por no fijarse, y siempre los mismos. Estos desesperan a los padres. Son desordenados en la presentación de los trabajos. Dejan todo para el último momento. Pierden los libros (además del jersey, los lápices, etc.), nunca se acuerdan de apuntar los deberes en la agenda, y el tipo de comentarios de los profesores es: “Se distrae mucho”, “Podría hacer más si quisiera”, etc.
Si no se pone solución a tiempo, es frecuente que estos niños, al no recibir ninguna compensación en el estudio (sacan malas notas, se les critica permanentemente, se les acusa de vagos, indisciplinados), acaben rechazando el estudio primero y el aprendizaje después. Todos tendemos a hacer y practicar las cosas que nos gustan, y que se nos dan bien. Para estos niños la experiencia escolar suele ser frustrante, y por eso no es raro que desarrollen un rechazo hacia el colegio. Por eso es tan importante encontrar la manera correcta de enseñarles, motivarles y reconocerles, antes de que cale en ellos la idea de que no sirven para estudiar, que estén deseando que llegue el día en que estudiar ya es voluntario, y ponerse a trabajar, o que intenten estar fuera de clase lo más posible.
Además de hacer todo lo posible por intentar convertir la vida escolar en una experiencia gratificante, hay que reconocer que el aprendizaje estándar les requiere más esfuerzo del habitual, y por ello hay que cuidar que el resto del día no estén sometidos a la misma actividad; su vida puede convertirse en un infierno si consiste en ir al colegio, sentirse frustrado e incompetente en los estudios, además de constreñido físicamente, y llegar después a casa para estar sometido al intento constante de que sigan estudiando, para seguir sintiéndose frustrados e incompetentes y generando además frustración, hartazgo y desesperación en sus padres. Hay que evitar quitarles las actividades extraescolares que disfrutan y hacen bien por tener más horas de estudio. Más bien al contrario, hay que fomentar actividades artísticas, musicales, teatrales, deportivas para a la vez fomentar la autoestima del niño..
La experiencia escolar, que es la actividad en que más tiempo pasan los niños, puede ser una fuente importantísima de reconocimiento, de validación, de identificación, de un montón de aspectos necesarios para el desarrollo de una persona satisfecha, segura y con una actitud positiva hacia el trabajo y hacia una vida autónoma y responsable. O puede ser todo lo contrario.