El caso especial de los padres con TDAH que tienen un hijo con TDAH
Como hemos mencionado anteriormente, debido al componente genético asociado al trastorno, es relativamente frecuente que padres de niños con TDAH, padezcan ellos mismos un TDAH. Estos casos generan situaciones especiales y ambivalentes, comparadas con las de otros padres, ya que, por un lado pueden entender mejor lo que les ocurre a sus hijos, pero al mismo tiempo pueden sentir mermadas sus capacidades precisamente por padecer el trastorno. Por supuesto las indicaciones para ellos serán las mismas que para los demás, lo que ocurre es que algunas de ellas les resultarán más fáciles de aplicar y otras más difíciles que a los demás, en especial por la impulsividad, la baja tolerancia a la frustración y posiblemente la más baja autoestima que puede haber ido minando la confianza en sí mismos.
La toma de conciencia acerca de su propio padecimiento del trastorno les permitirá entender más fácilmente que su hijo no es “malo” ni se comporta a veces de forma inadecuada porque le apetezca. Él o ella, mejor que nadie, sabrán que no pueden evitar algunas conductas perturbadoras, que las críticas de los demás les irán minando la moral y les harán sentir mal, aunque a veces no lo parezca, y que alabar lo que hacen bien tiene un efecto mucho mayor que estar continuamente recordándoles lo que hacen mal (como hace casi todo el mundo a su alrededor). Igualmente, comprenderán mejor la necesidad de estructurarles las tareas, de darles una referencia temporal cada poco tiempo, de establecer con ellos unas normas claras, de mirarles a la cara cuando se les habla, etc. (ver sección de recomendaciones para padres).
Sin embargo no es menos cierto que, precisamente por padecer ellos el trastorno, se encontrarán con algunas dificultades que no aparecerán en otros padres. Esto es especialmente cierto si además no existe la conciencia por parte del padre de padecer un TDAH. En los adultos, los síntomas característicos también serán la inatención, la impulsividad y la hiperactividad (por ese orden de predominancia). Y esos síntomas se traducirán en mayores dificultades para organizar la vida familiar, algo que no beneficia a los niños hiperactivos. Es posible que, al ser menos cuidadosos que la mayoría de las personas de su edad, les puedan pasar desapercibidos algunos síntomas de sus hijos que les permitirían identificar el trastorno. Al presentar una alta impulsividad, su tolerancia a la frustración puede ser menor y tener más dificultades para mostrarse pacientes con ellos. Su propia inquietud puede “contagiarse” a sus hijos, que se acostumbrarán a un nivel de actividad mayor de la que existe en las casas de sus amigos. Es posible además, que la relación entre dos seres tan impulsivos no sea fácil porque puede que se digan cosas que ofenden al otro o se tengan detalles que enfadan u olvidos “imperdonables”.
Por todo ello, es importante que un padre que sospeche que pueda padecer un TDAH consulte con un especialista para ir adquiriendo una mayor conciencia acerca del trabajo individual que puede llevar a cabo para contribuir a la salud de su hijo y mejorar la relación entre ambos. En estos casos son especialmente importantes la psicoeducación y el “coaching”.
Diez consejos útiles para lidiar con esta situación tan especial pueden ser:
- Contar hasta diez antes de reaccionar a las conductas perturbadoras de sus hijos
- Delegar en su pareja la organización de la vida familiar (rutinas, secuenciación) y permitirle a su pareja que medie en la relación con los hijos
- Compartir actividades lúdicas de disfrute mutuo como deporte, excursiones, etc., ya que, van a tener aficiones y sensaciones comunes
- Esforzarse por trabajar con sus hijos en equipo para superar esas situaciones difíciles que él ya conoce por experiencia
- Tratar de reforzar la autoestima de su hijo con aquellas estrategias que funcionaron con él
- Retirarse del escenario en situaciones en las que vea que va a perder los papeles
- Pedir ayuda antes de que ocurra algo de lo que luego pueda arrepentirse
- Tratar de distanciarse emocionalmente de situaciones que le produzcan especial sufrimiento porque le recuerden a situaciones ya vividas
- Hablarle a su hijo de la experiencia propia
- Reforzar que igual que a pesar de las dificultades que él mismo pasó, ha conseguido formar una familia maravillosa como la que todos juntos forman