Educación secundaria
La adolescencia de los niños hiperactivos es también difícil y es muy importante anticiparse a ella, previendo las dificultades específicamente relacionadas con su trastorno. Es además un momento en que el sistema escolar cambia a ser menos controlador. Muchos niños dan el salto a los institutos, con menor supervisión en general que los colegios. Los estudiantes de secundaria empiezan a tener más profesores, uno por cada materia, a veces incluso van cambiando de aula, y esto es ya sistemáticamente así cuando los adolescentes empiezan a elegir opciones en el curriculum académico. Los niños hiperactivos pueden tener grandes dificultades para adaptarse a las singularidades de esta etapa educativa. Cada vez se supone a los adolescentes más autonomía, no hay tanto control sobre su organización del trabajo, sobre el cumplimiento de sus tareas escolares. Este momento puede poner en crisis las limitadas capacidades de autocontrol del individuo, que se pierde con tantos cambios.
La secundaria es la etapa educativa en que más fracasos escolares se producen. Un niño hiperactivo que llegue a esta etapa sin haber conseguido mejorar sus síntomas, sin haber aprendido a organizarse, a estudiar priorizando, llegará probablemente sin la motivación para estudiar a largo plazo. En este momento muchos chavales lo verbalizan como “yo no valgo para estudiar” o “en cuanto pueda, me pongo a trabajar”. El esfuerzo que tienen que hacer para conseguir unos resultados en muchas ocasiones decepcionantes hace que vayan pensando en otras maneras de organizarse su futuro, distintas de estudiar. Que el niño llegue a esta etapa conociendo cuáles son sus capacidades, y conociéndolo también los padres y los profesores es muy importante para que reciba el adecuado consejo respecto a las decisiones que debe ir tomando sobre las materias en las que quiere ir profundizando. Cada vez el niño va a ir haciendo más lo que quiere y menos lo que sus padres quieren, y la motivación y la autoestima (o autovaloración) son dos motores esenciales para llevar a cabo cualquier actividad con competencia.
El inicio de la adolescencia es la consecuencia de la infancia. Pero luego aparecen muchas influencias externas, en forma de compañeros del colegio, o la exposición a los riesgos/tentaciones de trasgresión social (absentismo, drogas, etc.) que pueden también dar un giro al desarrollo de un niño que no esté bien anclado en una identidad clara, fuerte, segura. Estas características de personalidad son más difíciles de ir adquiriendo por parte de niños con dificultades de aprendizaje y de comportamiento como los hiperactivos. Por eso son más vulnerables a tener problemas “adolescentes”, además de los problemas derivados de la hiperactividad/inatención/impulsividad.
Los adolescentes en general ven incrementada su impulsividad (los hiperactivos más), desafían las normas, necesitan autoafirmarse, separarse mentalmente de sus padres. Son tareas difíciles para niños inseguros o poco competentes. Los adolescentes hiperactivos son especialmente vulnerables a ser tentados por las drogas o por el gamberreo (porque les cuesta analizar las consecuencias a medio y largo plazo).
Además de las dificultades relacionadas con la edad adolescente, los contenidos académicos son más complejos, más abstractos. Parte del aprendizaje en la educación primaria es aprendizaje de herramientas (como la lectura, la escritura, el cálculo). En secundaria, se aprenden contenidos, para lo cual es necesario dominar las herramientas de aprendizaje y tener suficiente capacidad de concentración como para estudiar. Cuando estas fallan, el esfuerzo para aprender es mucho mayor, y el adolescente va perdiendo interés por el estudio.
El acceso al aprendizaje por la lectura, herramienta en que se basa una gran parte de la enseñanza, es el menos eficaz para los niños hiperactivos, que aprenden mucho más de forma visual, de forma interactiva. El sistema utilizado en la enseñanza se convierte por tanto en clave para que estos adolescentes puedan aprender.