Artículos: Desarrollo
La ansiedad de la madre eleva el riesgo de irritabilidad del bebé
Fuente: Journal of Development and Behavioral Pediatrics, 2010 Sep; 31(7): 545-554 / Fecha: 1 de septiembre de 2010 / Categoría: Desarrollo
RESUMEN:
Ante el hecho de tener un hijo que no logra dormir más de dos horas seguidas o que llora sin parar, muchas madres se preguntan si son ellas las culpables. Un grupo de investigadores españoles acaba de avanzar en la respuesta, al revelar que, en efecto, la ansiedad de la madre eleva el riesgo de tener un bebé llorón, aunque se puede dar el caso de que, como excepción, los pequeños nazcan con una variante genética que les proteja y suavice su temperamento.
Para llevar a cabo el estudio, que ha sido publicado en la revista 'Journal of Developmental Behavioral Pediatrics', se contó con la participación de 317 madres, con una media de edad de 32 años y españolas. No habían seguido tratamiento psiquiátrico durante la gestación, aunque un 20% de ellas había recibido terapia antes del embarazo y un 39% tenía antecedentes familiares de patología mental.
El doctor Julio Sanjuan, del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) y coordinador del estudio, y su equipo, evaluaron el carácter de los bebés a través de un cuestionario a sus padres. A la vez, se determinó si la madre padecía o no depresión postparto o ansiedad. "También realizamos pruebas genéticas tanto en ellas como en sus bebés con sangre del cordón umbilical y periférica, en el caso de la progenitora", indicó Sanjuan.
Así, al estudiar los datos resultantes, fue evidente que, según Sanjuan, "la ansiedad o la preocupación excesiva de las madres influye en el carácter de los hijos, salvo si el niño tiene una determinada variante alélica del gen transportador de serotonina. Concretamente, aquéllos que poseen el alelo largo del 5-HTTLPR son mucho menos irritables, independientemente de que su madre tenga o no ansiedad".
Sanjuan ha afirmado que "este es el primer trabajo que muestra este tipo de interacciones. Tiene, además, claras implicaciones en el futuro, porque ayuda a comprender mejor la compleja influencia entre el estado emocional materno y el comportamiento de su hijo". "El trabajo demuestra que no sólo importa el estado emocional de la madre sino también los genes del bebé", agrega el experto.
Una de las implicaciones más relevantes del estudio es la posibilidad de una intervención clínica postnatal que se puede llevar a cabo seleccionando los grupos de más riesgo. "Podemos realizar una intervención para que las madres sepan cómo pueden interaccionar en el comportamiento de sus hijos, de tal forma que aumente su seguridad a la hora de cuidarlos", comentan los autores.