Óscar Sanz, psiquiatra adjunto de la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica Penitenciaria de Cataluña-Parque Sanitario de San Juan de Dios y coordinador de un estudio que ha analizado las consecuencias en la vida adulta del TDAH no diagnosticado, así como su relación con la población psiquiátrica penitenciaria, que presentó en el pasado XIX Congreso Nacional de Psiquiatría Legal en Barcelona, explicó que "el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se encuentra con frecuencia en las consultas de psiquiatría de los centros penitenciarios".

En 2009 se llevó a cabo un estudio epidemiológico en el Centro Penitenciario Brians 2 para observar la prevalencia del trastorno en una muestra de 114 internos. "El 39 por ciento de los pacientes cumplía criterios para recibir el diagnóstico de TDAH. Se observó que habían cometido el doble de delitos que el resto de pacientes con patologías psiquiátricas, a una edad más temprana y mostraban un mayor consumo de drogas de heroína y cocaína", apuntó Sanz. Por ello, se estima que la mayoría de los sujetos que lo padecen en la edad adulta no han sido tratados específicamente, teniendo en cuenta el infradiagnóstico de esta patología.

Sanz y su equipo están realizando una ampliación del trabajo para desvelar las cifras reales. "A todos los internos que ingresan se les hace una entrevista, en la que, entre otras cosas, se intenta detectar el TDAH. El objetivo es diagnosticarlos para darles tratamiento farmacológico y psicoterapéutico protocolizado". A través de este proyecto, los investigadores han observado que los pacientes con TDAH diagnosticados tenían una menor estabilidad de pareja, un nivel educativo inferior, o una situación laboral previa a su reclusión más precaria. Además, se registraron en estos pacientes un número mayor de intentos autolíticos y una mayor frecuencia de sintomatología depresiva y de comorbilidad del TDAH con trastornos de la personalidad y con el uso de psicofármacos.

Como parte de la terapia, se llevan a cabo técnicas para mejorar la atención y controlar la impulsividad, "que es lo que con frecuencia les lleva a delinquir. El tratamiento farmacológico les permite estar más atentos y receptivos a la psicoterapia; si ésta no se utiliza, la medicación serviría de poco". Según Sanz, los resultados del trabajo ponen de relevancia la importancia de realizar una detección y un tratamiento correcto del TDAH en la infancia. Así, "cuanto antes se diagnostique y se trate más se reducen los riesgos de que se complique. Se habla de que se está realizando un sobrediagnóstico del trastorno. Sin embargo, lo que ocurre es que a estos pacientes se les está diagnosticando mal y se les da un tratamiento inadecuado".